lunes, 9 de diciembre de 2013

Nueva historia sobre fetichismo de pies masculinos fuera del blog: 'Aprobarás por tus pies'

Hola de nuevo a todos. Si hay algo que me gusta más que escribir es leer relatos de otro, conocer otro punto de vista.

Lo más parecido que he hecho últimamente a eso es crear por messenger un relato junto a otra persona, vlcfeet25. Nos conocimos en un foro llamado "Pies masculinos" y redactamos por chat, sobre la marcha, la historia "Aprobarás por tus pies". Yo hacía de profesor y él de alumno. Lo siento, pero en agradecimento a ese foro, que me ha permitido contactar con el coautor de la historia, solo la he publicado allí (con el permiso de vlcfeet25, claro), dividida en dos partes. Está en el apartado "Experiencias personales y relatos". Para acceder a él deberéis inscribiros al foro, que es totalmente gratis, y aportar un número de mensajes (leeros las normas) para ser VIP.

Es un foro del que ya se ha hablado por aquí y que merece mucho la pena, por todo su contenido (vídeos, fotos, innumerables temas y opiniones, relatos...), y solo tenéis que escribir un número de mensajes para después poder verlo todo y acceder a la historia "Aprobarás por tus pies". No cuesta nada, todos tenemos cosas que decir sobre los pies y así disfrutaremos todos los usuarios del foro de nuevos miembros (si no lo sois aún) y de nuevas aportaciones.

Esta es la dirección del foro:

http://piesmasculinos.forumcommunity.net/

Clica aquí para acceder directamente al foro e inscribirte.

Podéis dar vuestra opinión sobre nuestro relato "Aprobarás por tus pies" allí en el foro y también en este post de mi blog de "Relatos de ficción sobre pies masculinos". Gracias y saludos.

lunes, 28 de octubre de 2013

Personajes e inspiraciones en algunos de mis relatos de ficción sobre pies masculinos

He recibido una petición para que revelara más inspiraciones a la hora de crear mis personajes. En concreto, hay interés por saber en quién me inspiré para crear a Aniol Vila de "Pies de pizzero a domicilio" y a Jason Farrell de "Feethausen: chicos guapos, esconded vuestros pies".

Pues bien, empecemos por Aniol. Siento no ser más concreto y decir "me inspiré en éste o en este tipo de chico" y mostrar una foto o un link a un vídeo pero es que es de los pocos personajes en los que no me inspiré en nadie en concreto. A pesar de que para mí, la saga "Pies de pizzero a domicilio" es la mejor, mi favorita, por la situación concreta, por ser de las primeras que creé (por no decir la primera), por el chico, y por la construcción psicológica que hice de él y de sus reacciones, lamento desvelar que no hay nadie en concreto en que me haya basado para crear al atractivo pizzero. Aniol Vila es una mezcla de personas a las que he conocido, de pizzeros guapos a los que he visto pululando por ahí y de rasgos que me atraen en lo personal: la combinación de pelo negro y ojos claros, en este caso verdes, es celestial. Sí que a la hora de darle personalidad a su rostro, me fijé en la barbilla de un joven modelo de pies de una web porno de este tipo. Pero buscando la foto y la web, éstas han desaparecido en la actualidad. Era una página sobre jovencísimos chicos de USA que mostraban sus pies, recién cumplidos los 18 años, y aunque el chico en sí -que aparecía en la preview de la web- no se parece en general en casi nada a la imagen mental que tengo de Aniol, sí que me fijé en su característica barbilla con una comisura vertical muy mona para añadírsela a mi personaje. He estado tentado de añadir un link de un vídeo porno de un modelo que se desnudaba y que según mi memoria, se podía parecer al Aniol de mi mente -creado más que ningún otro personaje por mi imaginación y preferencias- pero al volver a visionar el vídeo, me he dado cuenta de que ponerlo sería un pegote porque ni en el pelo se le parece tanto como pensaba y menos en el rostro. En resumen, que no se le parece, así que he optado por explicarme simplemente y no ponerlo.

En el caso de Jason Farrell, del relato "Feethausen: chicos guapos, esconded vuestros pies", sí que puedo ser más explícito. Encontré unas fotos en Corbis y me dije "¡Oh, tengo que crear una historia basándome en este bellezón de chaval!" y así lo hice. Describí los rasgos del chico anónimo de las fotos e incluso le puse a Jason Farrell la ropa que ese joven lleva en una de esas fotos. En este caso sí que puedo mostraros imágenes concretas. Aquí tenéis esas imágenes en las que me inspiré directamente para crear a Jason Farrell:





Gracias por seguirme y por vuestro apoyo con los comentarios que hacéis en este blog de relatos de ficción sobre pies masculinos. Continuad haciéndolo. Saludos.

viernes, 18 de octubre de 2013

La respuesta del Adivina, adivinanza sobre 'Garra Rufa': Hayden Christensen

La expresión en el relato "apariencia de querubín rebelde, tentado por el lado oscuro" ya era una pista que os daba. Y es que, en efecto, a la hora de crear al personaje de Jared MacAlister en la historia "Garra Rufa", me inspiré directamente en el guapísimo actor Hayden Christensen, famoso sobre todo por haber interpretado a Anakin Skywalker en la saga "Star Wars". Las descripciones detalladas de la mirada, de los labios, de la forma de la cara y del cuerpo de Jared MacAlister han pretendido acercarse lo máximo posible al físico real del actor Hayden Christensen.






Incluso me he esforzado, como ya anuncié, en plasmar los pies descalzos reales de Hayden Christensen en el relato "Garra Rufa". Lo hice a partir de esta maravillosa imagen-fotograma de la película "Despierto", que es por desgracia una de las poquísimas ocasiones en que le podemos ver los pies desnudos al actor.



Me enamoré del físico de Hayden Christensen desde que lo vi en uno de sus primeros trabajos, la serie de televisión "Tierras altas". Es la primera vez que supe de él y quedé impactado por su belleza juvenil y su apariencia de chico duro, sofisticado y algo frío. Ya avancé que incluso la ropa que Jared MacAlister lleva en "Garra Rufa" está basada en la que el actor ha lucido en alguna ocasión. En concreto, en la que vistió en una de sus primeras apariciones en "Tierras altas". He elaborado un collage con los fotogramas más relevantes de la escena, cosa que me ha costado lo mío, ja, ja. A ver si os suena la ropa y os ayuda a tener una idea más clara del físico total del personaje de Jared MacAlister, en apariencia y vestimenta (pinchad para hacerla más grande):



Y así, ya conocéis algunos entresijos de mi proceso de creación del personaje principal de la ficción "Garra Rufa". Gracias a los que habéis aportado vuestras teorías sobre quién era mi fuente directa de inspiración para crear al joven Jared MacAlister. Como véis, nadie ha acertado, de modo que de alguna manera es mejor porque me parece más divertido ser yo el que lo haya revelado. Supongo que así la sorpresa habrá sido mayor, quizá. Bien, espero poder presentar pronto algún fragmento más de "Garra Rufa". De nuevo, miles de gracias a los que me seguís y no dudéis en comentar debajo de este post lo que os parece Hayden Christensen, sus pies descalzos, las imágenes que os he presentado y el hecho de que Jared MacAlister, la víctima de Papi Garra Rufa, esté basado en él.

miércoles, 12 de junio de 2013

Adivina, adivinanza

Hola de nuevo. Os propongo un pequeño juego. No hay premio, solo el gusto de participar, entretenernos y sorprendernos con los aportes que hagan los participantes.

Para crear el personaje de Jared MacAlister de la saga de relatos "Garra Rufa" me inspiré en un famoso real de carne y hueso. La descripción física ha intentado ser muy fiel a cómo es él y además a lo largo del relato figuran algunas expresiones que podrían daros pistas. Es más, y con esto ya estoy diciendo mucho, la ropa que lleva Jared MacAlister la ha llevado en alguna ocasión este personaje famoso y hay fotos en internet para demostrarlo. De lo único que me permití licencia es en la marca de las zapatillas de deporte, porque no la sabía, ja, ja, pero las de la historia también son parecidas a las del modelo que lució el famoso en esa ocasión. Por último, señalar que incluso me visioné alguna foto de las plantas de los pies descalzos de ese famoso y cogí algunos detalles para hacer mi descripción del personaje de Jared MacAlister. También decir, y esto puede ser una pista más, que ese personaje famoso siempre me ha puesto muy cachondo, mucho..., pero que después de escribir las primeras partes de "Garra Rufa" cogí un bajón porque vi unas fotos de él en la playa en que se había dejado últimamente. Espero que haya sido algo puntual y que haya recuperado la forma, porque siempre ha sido un chico muy atlético, delgado y, en definitiva, muy guapo y atractivo. Me baso en él en esos estándares, y cómo casi siempre lo he visto: en forma, delgado, atlético, guapísimo, con esa mirada de tipo algo duro y frío...

Nada más, empieza el juego. Adivina, adivinanza... ¿En quién creéis que me he inspirado para crear al peronaje Jared MacAlister? Aguardo vuestras respuestas en el espacio de comentarios de este post. Espero que os divirtáis con el juego y que todos lo pasemos bien viendo qué contesta la gente. Si queréis dar los motivos, pruebas, por los que creéis que es tal famoso en el que me inspiro, los dáis, porque de verdad que hay pistas y expresiones en el texto de la historia de "Garra Rufa". Vamos, animáos, que yo me comprometo a dar la solución un día u otro, pero espero vuestras teorías. Gracias.

jueves, 23 de mayo de 2013

Garra Rufa (Tercera parte.1)

Un flash entre vagas imágenes…, y así tomó forma una escena concreta de la memoria del chico, de aquella misma mañana. En el rellano que daba a la puerta de su piso, Jared MacAlister besaba con pasión e infinita lujuria los labios de una chica que acababa de conocer por la noche en la discoteca. La bella joven se llamaba Cristel y era una morenaza de ojos negros vestida con minifalda de cuero negro y botas altas también negras, completando el modelito con un top rojo pasión muy escotado y que acentuaba sus voluminosos senos. Por su parte, el joven Jared MacAlister llevaba la misma ropa que se había puesto hacía justamente un día, había seguido llevando durante toda la noche de marcha y que aún llevaría, pieza a pieza, hasta que un psicópata se la sacara prácticamente a pedazos: una camiseta blanca interior sin mangas con una camisa a cuadros azul y blanca de manga corta puesta por encima sin abrochar, unos pantalones tejanos largos de color azul oscuro sujetos en la cintura por un cinturón oscuro y de hebilla metálica, y los grandes pies ocultos y resguardados por entonces en aquellas zapatillas de deporte Air Jordan modelo bota alta de color azul oscuro -de cordones rojos y con detalles blancos en los lados- y debajo de ellas, en los sudados calcetines blancos de algodón. Eso sin contar con los mismos calzoncillos boxers marca Calvin Klein de color azul marino y con un ribete gris por la cintura con el nombre de la marca también en azul que mantenían controlado pero en “tensión” al gran pene del cachondo Jared MacAlister, cachondo y desde luego que obnubilado por aquella chica de larga melena morena y ondulada y cuerpo escultural que se había ligado, como era normal en él. Entre beso y beso en los labios de Cristel, Jared MacAlister intentaba colocar la llave en el paño de la puerta de su piso familiar -si es que se le podía llamar así a aquel cuchitril situado en un bloque más que modesto de apartamentos- mientras que embaucaba a la joven con las siguientes palabras:

-Este polvo no lo olvidarás nunca, pivita. Conmigo vas a tocar las estrellas y no querrás regresar de tocarlas para nada, ya lo verás. Soy el número uno, preciosa.

La sonrisa del vanidoso y seguro de sí mismo Jared MacAlister era encantadora y sus dientes blancos de cine casi resplandecían cuando la puerta del piso finalmente quedó abierta. Entonces, hubo una última mirada traviesa y seductora de Jared MacAlister a su ligue, penetrándola con sus hipnotizantes ojos verdes. Fue la última mirada porque a continuación, Jared MacAlister se metió de lleno en la faena y volvió a morrear -esta vez con más ganas- a la sensual Cristel, empujándola con ansia y de forma un tanto ruda y primaria al interior de la vivienda. En semipenumbra, una mujer rubia de unos treinta y largos años se levantó tambaleándose de un butacón raído, que estaba de espaldas a la puerta de entrada al piso. La figura de la mujer era delgada y cuando se dio la vuelta se medio tropezó con una botella vacía de whisky que había en el suelo. Jared MacAlister seguía besando a Cristel arrumbándola contra la pared después de haber entrado en el apartamento cerrando la puerta tras de sí, sin percatarse de que su madre se acercaba a él con dificultad: estaba borracha, como de costumbre. Vestida con un albornoz rosa y pantuflas del mismo color, Amanda MacAlister –apellido propio con el que había inscrito también a su hijo al ser madre soltera- intentaba distinguir algo con sus ojos verdes apenas entreabiertos.

-¡Jared!! ¿Eres tú? ¿Me has traído el whisky?- apenas balbuceó Amanda MacAlister rascándose el pelo rubio enmarañado en una coleta mal hecha.

Enseguida, Cristel se sintió descubierta e incómoda e intentó apartar con las manos al entregado Jared MacAlister alegando:

-¡Para, para, Jared! Tenemos compañía…

Cristel tuvo que insistir porque el joven Jared MacAlister no paraba de besarla y cuando los labios del chico se dirigían hacia el cuello de ella, Cristel le dio un empujón más fuerte y se separó de él, tímida de pronto y mirando hacia la señora MacAlister, señora o más bien señorita… Jared MacAlister había oído a su madre desde el primer momento en que ésta le había hablado, pero hubiera estado dispuesto a no hacerle caso a esa “patética borracha” y seguir a lo suyo. Sin embargo, no había podido ser y ahora el joven y decidido Jared MacAlister se veía interrumpido y profundamente fastidiado. La rabia creciente por segundos se apoderó del ya de por sí violento Jared MacAlister y ni siquiera luchó por contenerse. Apretando los puños y mordiéndose el labio inferior, Jared MacAlister se abalanzó contra su madre como un toro desbocado y cuando llegó a ella, la agarró del brazo con fuerza y le gritó desafiante y a solo dos milímetros de su cara para acobardarla más:

-¡Maldita puta borracha!!! ¿Qué cojones te has creído, mamá? ¡No soy tu puto criado y me has interrumpido, estúpida! Solo eres un estorbo… ¡No vales para nada!!! ¡Pensaba que estabas follando por ahí con alguno de tus chulos por una botella, es para lo único que sirves!!

-¡Aaaah, Jared!!! ¡Me haces daño, hijo!!- gimió Amanda MacAlister en modo de respuesta al sentir como Jared MacAlister le iba apretando y retorciendo el brazo más y más.

No obstante, la escala de violencia no se detuvo y el furioso Jared MacAlister lanzó a su madre contra el suelo. Amanda MacAlister se quedó medio tumbada mirando atemorizada a su hijo, aunque no tardó en intentar levantarse. Entonces, Jared MacAlister, calzado con aquellas zapatillas de deporte Air Jordan modelo bota alta de color azul oscuro -de cordones rojos y con detalles blancos en los lados- y debajo de ellas, con los calcetines blancos de algodón, puso el pie derecho sobre la cintura de su madre y empujó hacia abajo casi rechinando al mismo tiempo los dientes de la rabia que le provocaba la simple presencia de aquella mujer. Con la gran suela de la zapatilla de deporte Air Jordan que calzaba el enorme pie de su hijo sobre ella, ejerciendo presión, Amanda MacAlister perdió incluso el apoyo de su codo izquierdo con el que se medio aguantaba y quedó totalmente tumbada en el suelo. Jared MacAlister aprovechó la situación para levantar finalmente el pie derecho, coger impulso con él y empezar a dar patadas sobre el cuerpo tirado de la indefensa Amanda MacAlister, todo ello ante la atónita mirada de Cristel.

-¡Jared, nooo!!!! ¡Más golpes, noo!!! ¡No me des otra paliza, por favor!!- suplicó Amanda MacAlister a su hijo maltratador, mientras iba recibiendo patadas brutales sobre la espalda, las nalgas y las piernas.

Cristel no podía creer lo que veían sus ojos. Aquella mujer se había hecho un ovillo con su cuerpo, colocándose de espaldas y casi en posición fetal, y su hijo Jared MacAlister no paraba de propinarle puntapiés. Así, la joven Cristel no tardó en gritar de forma contundente:

-¡Para, Jared!!! Maldita sea, vaya ojo tengo con los tíos… Cómo puedes tratar así a tu propia madre… ¡Déjala ya, paraaaa!!!!

Mucho más sereno y desahogado, Jared MacAlister hizo caso a su ligue y paró de maltratar a su madre. La mujer lloraba en el suelo, tapándose la cara con las manos. Acto seguido, Jared MacAlister intentó volver a ponerse su máscara de chico encantador y le trató de justificar a Cristel:

-¡Perdona, guapa! No tenías que haber visto esto… Joder, esta mujer me saca de mis casillas… Venga, continuemos por donde lo habíamos dejado.

-¡Ni hablar, no te me acerques! No quiero saber nada de un tío que es capaz de hacer lo que tú has hecho. ¡Eres un bestia y yo me voy!- contestó Cristel sin dudarlo y retrocediendo hacia atrás para largarse de allí.

Y en un suspiro, Cristel se dio la vuelta, se apresuró en abrir la puerta y se acabó de ir dejando al orgulloso Jared MacAlister alucinado. Aquella chica lo acababa de rechazar y se acababa de ir y él, Jared MacAlister, se había quedado mudo durante un instante sin saber reaccionar. Aunque en un último intento desesperado por no perderse el polvo que había estado a punto de echar, Jared MacAlister salió corriendo al rellano de la escalera y vociferó a pleno pulmón desde la barandilla:

-¡Cristeeeel!!! ¡Vuelve, Cristel, joder!! No me dejes así, vamos… ¡Cristeeeeel!!!!!

Era inútil, lo habían plantado definitivamente. Jared MacAlister regresó al interior de su vivienda hecho una furia y con sus ojos verdes fijos en la persona que él consideraba que le había estropeado los planes. La puerta se había quedado abierta y Jared MacAlister agarró a su madre del pelo, por la coleta enmarañada, la levantó bruscamente del suelo y, sin importarle los llantos de la mujer, la echó fuera del piso y cerró la puerta anunciándole con crueldad:

-¡Ya te puedes quedar en la puta calle, mamá!! ¡Vete a prostituir y haz algo de provecho, jodida zorra! ¡Estaba a punto de follarme a un pivón y has tenido que mandarlo todo a la mierda!! ¡Y ahí es donde ahora te puedes ir…, a la puta mierda!!!

La pobre Amanda MacAlister empezó a golpear la puerta cerrada de su propio hogar y entre sollozos desconsolados le rogó a su hijo:

-¡Nooo, Jared!!!! ¡Déjame entrar, por favor!! No me dejes aquí… ¡Por favor, soy tu madre, Jared!!! ¡No me hagas esto!! ¡Jareeed!!!!!

Pero Jared MacAlister no se apiadó de su madre ni por un segundo. En vez de eso, el insensible Jared MacAlister se sentó en el sofá que había cerca de la butaca donde había estado sentada su progenitora y se sacó su iPhone 4 –robado semanas antes- del bolsillo derecho de sus tejanos. La penúltima acción que recordó el joven Jared MacAlister fue que puso el iPhone 4 encima de la mesilla de enfrente al sofá y que ahí lo dejó olvidado cuando salió aquella noche a robar montado en bicicleta. Por último, despreocupado y haciendo oídos sordos a los gritos y los lloros de Amanda MacAlister, el joven Jared MacAlister había colocado sobre la mesilla sus grandes pies calzados con aquellas zapatillas de deporte Air Jordan modelo bota alta de color azul oscuro -de cordones rojos y con detalles blancos en los lados- y con los calcetines blancos de algodón de debajo. De esa manera, el déspota y tirano Jared MacAlister había intentado relajarse, cerrando los ojos por un rato para olvidarse del mundo y de todo…


Y ahora lo estaba a punto de conseguir, para siempre. La conciencia de Jared MacAlister iba dejando de existir a medida que Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski apretaba más y más su manaza contra su cara, obstruyéndole permanentemente y con empeño los conductos de la nariz y de la boca. El agónico Jared MacAlister ya miraba sin ver, sus ojos verdes se entornaban hacia arriba quedando prácticamente en blanco y, sin duda, ningún otro recuerdo acudiría a su colapsada mente. Ya con el cuerpo desnudo totalmente plano sobre la colcha granate de la cama de matrimonio que lo amarraba, con las manos y los pies descalzos inertes y relajados por completo, a Jared MacAlister la vida se le iba aceleradamente. Había dejado de luchar, había dejado de sentir…, el joven Jared MacAlister simplemente moría. Sin embargo, Lester Sadowski sabía perfectamente lo que se hacía. En aquellos momentos, la intención de Papi Garra Rufa no era matar a Jared MacAlister de asfixia, sino que pretendía castigarlo, aterrorizarlo, torturarlo…, hacerlo sufrir hasta límites insospechados. Así que cuando parecía que el desnudo y atado Jared MacAlister ya no mostraba señales de vida, al segundo justo, el viejo Sadowski dejó de hacer presión con su manaza sobre el rostro del joven. E inmediatamente, con la mano que lo asfixiaba lejos ya de él, Jared MacAlister reaccionó y tomó una profunda bocanada de aire, haciendo un sonido angustioso y desesperado con la boca abierta. Y una vez cobrado algo de aliento, el maltratado conducto respiratorio del joven Jared MacAlister lo obligó a toser una y otra vez durante un largo rato.

-¡Cómo tose el pobre Jared! Coge aire, chaval, no te vayas a ahogar- comentó Lester Sadowski divertido y volviendo a sonreír, de forma siniestra, claro.

Jared MacAlister todavía tosió un poco más y cuando se hubo repuesto y miró a su captor, pasó lo inesperado. Gratamente, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski comprobó que su agresión había calado muy hondo en su joven prisionero y que éste se había quedado en estado de shock. De hecho, el cuerpo entero desnudo y atado de Jared MacAlister temblaba como una hoja, de miedo y de nerviosismo, y de sus bellos ojos verdes salían lágrimas no disimuladas. Incluso la bella boca de Jared MacAlister, con los labios apretados, también estaba temblorosa y luchaba por no abrirse y desembocar en un llanto descontrolado. Pero las lágrimas ahí estaban, el machote y orgulloso Jared MacAlister estaba llorando de terror y su mirada húmeda hacia Lester Sadowski era suplicante, temerosa. Y satisfecho por ello, Papi Garra Rufa sonrió aún más y le dijo a Jared MacAlister en tono todavía más de mofa y como si le hablara a un niño de tres años:

-¡Ooooh, pobrecito Jared! ¡Si está empezando a llorar!! No, no trates de disimularlo que lo veo. ¿Pensabas que te iba a matar? De hecho te lo mereces, sí… Al menos ahora estás aprendiendo que eres mi “putilla” y que tienes que mantenerte bien sumiso conmigo. Pero vamos, no te contengas, abre esa boca y llora como un bebé… ¡Venga, Jared “pies apestosos”, llora, llora para mí!

No obstante, las palabras crueles y burlonas de su secuestrador solo sirvieron para que la mirada de Jared MacAlister se tornara dura, incluso desafiante. Aunque las lágrimas seguían ahí y continuaban saliendo, Jared MacAlister miraba ahora a Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski con un profundo odio a causa de sus burlas. El joven ladronzuelo, delincuente y maltratador se sentía totalmente impotente y a merced de aquel psicópata y por ello, cada vez lo contemplaba con más odio y sin embargo, también cada vez le salían más lágrimas. Ya no eran lágrimas de terror las que salían de los ojos de Jared MacAlister, sino de la misma impotencia que sentía por no poder defenderse de aquella bestia pervertida. Por su parte, Lester Sadowski no percibió la diferencia de esas lágrimas ni el cambio en la mirada del indefenso Jared MacAlister, aunque tampoco le importaba demasiado entrar en la mente de su víctima ni venía al caso. Simplemente, Papi Garra Rufa quería disfrutar victorioso del momento y continuar satisfaciendo sus instintos más básicos con su “presa”. Y mientras ahora Lester Sadowski acercaba su cara al rostro lloroso de Jared MacAlister, habló de nuevo preguntándole:

-¿Qué pasa, Jared? ¿Se te ha comido la lengua el gato? ¿Solo vas a llorar como una niña?

E inmediatamente después de pronunciar esas palabras, el viejo Sadowski sacó la lengua y lamió por sorpresa la mejilla de Jared MacAlister, saboreando sus lágrimas y el tacto cálido y, solo muy ligeramente, áspero. Entonces, Jared MacAlister no lo pudo soportar más, se puso rojo como un tomate y en un ataque de rabia histérica, gritó a pleno pulmón a aquel pervertido:

-¡Hijo de putaaaa!!!!! ¡Para ya, asqueroso!!! ¡Apártate de mí, marica de mierda!!! No me vuelvas a lamer… ¡Deja que me vaya de una puta veez!!

Al mismo tiempo, Jared MacAlister dio sendos tirones con las manos para intentar desprenderse de las esposas que lo amarraban a la cabecera de la cama y también intentó flexionar las rodillas y separar los pies descalzos aprisionados dentro del cinturón de halterofilia. Todo fue en vano, Jared MacAlister estaba bien atado a aquella gran cama de matrimonio y su cuerpo desnudo se mantendría allí y a merced de Lester Sadowski. De hecho, un desafiante Papi Garra Rufa demostró a Jared MacAlister que tenía la situación bajo control dándole al chico otro lametón en la mejilla. Jared MacAlister apretó los dientes, cerró los ojos durante unos segundos, apretó los puños y se revolvió una vez más de cuerpo entero para intentar soltarse. No hubo éxito en el nuevo intento del indefenso y desnudo Jared MacAlister por liberarse y el viejo Sadowski se puso algo tierno sabiendo sádicamente que eso alarmaría y atemorizaría todavía más a su prisionero. En concreto, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski rozó con sus labios la oreja de Jared MacAlister y le susurró:

-¡Ya tenía ganas de que volvieras a hablar y a ponerte gallito, Jared “pies apestosos”! Eres tan guapo y tu actitud me pone tan cachondo…, chavalote. Sigue gritando y resistiéndote, que eso no te va a servir para nada. Me vuelves loco y tengo unas ganas de follarte hasta reventarte por dentro…

-¡NOOOOOOOOOOOOO!!!!- chilló Jared MacAlister interrumpiendo a aquel psicópata salido y no pudiendo evitar que más lágrimas se le escaparan de los bellos ojos verdes, tan agobiado y aterrado que aquel grito desgarrador y aquellas lágrimas más abundantes fueron seguidas por el llanto.

Jared MacAlister había estallado, estaba roto psicológicamente y ahora lloraba sin poderlo controlar, como nunca antes había llorado. Es más, el sofisticado, orgulloso y machote de Jared MacAlister no había llorado desde niño y Lester Sadowski había sido quien había acabado con aquella fortaleza e insensibilidad del chico. No satisfecho con ello, Lester Sadowski besó la misma mejilla de Jared MacAlister…, la misma que ya había lamido dos veces. Y con los ojos semicerrados y nublados por las lágrimas, el joven Jared MacAlister apenas notó el beso de aquel viejo y no estuvo a tiempo de predecir lo siguiente. Y es que Papi Garra Rufa estaba envalentonado y acercó los labios a la boca semiabierta de Jared MacAlister mientras que éste seguía llorando histérico. Sin embargo, el llanto se cortó casi por completo y se convirtió en estado de shock cuando Jared MacAlister notó como Lester Sadowski le daba un beso en la boca. Fue unos segundos y el horrorizado Jared MacAlister abrió los ojos como platos y giró la cara asqueado, apartando sus labios de los del viejo Sadowski. Ahora, Jared MacAlister, con lágrimas aún en los ojos, volvía a temblar y mientras Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski se alejaba de su cara y se levantaba de la cabecera de la cama, le suplicó al viejo totalmente herido en su orgullo y amor propio:

-¡Por favor, suéltame, joder! No le diré nada a nadie de lo que ha pasado, lo juro, pero suéltame. ¡Deja que me vaya! ¡No sigas con esto, por favor, jodeeer!!

Lester Sadowski miró en silencio a Jared MacAlister durante unos instantes. Quería que el silencio incomodara al chico y que incluso le creara falsas ilusiones. Pero pronto, el viejo Sadowski se dirigió al final de la cama y se sentó en su rincón estratégico para anunciarle entonces al humillado Jared MacAlister:

-¡Menos mal que ya has parado de lloriquear como una nena, Jared! Pero estás muy nervioso… ¡Vamos, cálmate y relájate, que te voy a dar un masaje en esos pies desnudos, grandotes, preciosos y malolientes que tienes!

Y sin perder ni un segundo, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski puso sus manos sobre las dos plantas de los pies descalzos de Jared MacAlister y las empezó a masajear a la vez. El viejo Sadowski presionaba con sus dedazos sobre las zonas abombadas y carnosas de los dos pies desnudos de Jared MacAlister, notando ese tacto cálido, sudoroso y suave típico de unos pies muy jóvenes. De forma paralela, Jared MacAlister apretó los puños e intentó desprenderse de las esposas que lo amarraban a la cama en un nuevo intento inútil, que no obstante lo llevó a gritarle de nuevo furioso a aquel viejo pervertido que le manoseaba las plantas de sus pies descalzos:

-¡Eres un puto cabrón enfermo!! ¡Cómo cojones me puedes estar haciendo esto…! ¡Suéltame ya! Si no me sueltas, te arrepentirás, te lo juro.

Lester Sadowski levantó la mirada divertido y, sin dejar de masajearle las plantas desnudas de los pies al envalentonado Jared MacAlister, le dijo de buen humor:

-Vaya, Jared… Parece que eres un poco lunático, lo mismo me suplicas y lloras que de pronto me chillas, me insultas y me amenazas. Según la clavija que te toque, ¿eh? Como a los muñequitos. Pero seguirá sin servirte de nada, niñato. Tú y tus enormes pies descalzos sois míos, míos, y voy a disfrutar de lo que es mío sin impedimentos.

Acto seguido, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski optó por centrar su atención en cada pie por separado de su víctima. Y por ello, el viejo Sadowski empezó a masajearle en exclusiva la planta desnuda del pie derecho a Jared MacAlister. Los dedazos de Papi Garra Rufa empezaron a presionar más bien en círculos y a acariciar el talón y fueron subiendo y presionando por el puente y por la zona abombada. Así, la piel de la planta del pie derecho del secuestrado Jared MacAlister se iba estirando al paso de los dedos que la masajeaban, y se iba tornando de rojiza a blanca cuando las yemas de los dedos del viejo presionaban sobre un punto concreto. Sin embargo, Jared MacAlister no estaba dispuesto a terminar la conversación así y dejarse hacer en silencio, de modo que le recriminó con rabia a Papi Garra Rufa:

-¡No soy tuyo, maldito bujarra de mierda!!! ¡Mi cuerpo no es tuyo, déjame ya y suéltame!! No quiero que me toques los pies, no quiero que me toques nada ni que me hagas nada…, ninguna de tus jodidas guarradas, imbécil. Y ni se te ocurra seguir con lo que me has dicho antes…

Y en ese punto, la voz de Jared MacAlister había empezado a temblar, al recordar que aquel psicópata le había anunciado que se lo quería “follar”. Lester Sadowski supo de inmediato a lo que se refería su prisionero Jared MacAlister y no dudó en interrumpirlo para regodearse diciendo:

-¿El qué, Jared “pies apestosos y suaves”? ¿Follarte? ¿Me estás prohibiendo que te folle? ¿Te crees que estás en condiciones de impedírmelo? ¿Eh, “putilla”?

Las manazas de Lester Sadowski reseguían la piel de encima de la zona abombada de la planta desnuda del pie derecho de Jared MacAlister, casi llegando al nacimiento de los dedos, cuando el chico contestó al insulto de su captor:

-¡“Putilla” será tu madre y esa hija lerda que tienes! Pero yo no. No me vuelvas a llamar eso porque soy un tío y soy más macho que cualquiera, y por supuesto más que tú, que ni siquiera lo eres. Y si no estuviera atado, te daría una paliza sin esfuerzo. ¡Vamos, desátame, marica de mierda! ¡Desátame si tienes cojones y te demuestro con los puños lo patético que eres sin tu puta arma!

Pese a esas palabras y a ese reto, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski estaba de demasiado buen humor como para enfurecerse. Sus dedazos ahora acariciaban las cinco bolitas que, desde esa perspectiva de las plantas, conformaban los dedos del pie derecho descalzo del joven Jared MacAlister. Lo hacían presionando sobre esas bolitas, rodeándolas, aprisionándolas, poseyéndolas… y, a su vez, doblando todos los deditos a su merced. El viejo Sadowski ni siquiera se olvidó de pasar sus dedazos por el espacio de entre dedos del pie derecho de Jared MacAlister, para así acabar sacando alguna que otra motita de roña. De hecho, ante las narices del propio Jared MacAlister, Lester Sadowski se metió en la boca un pizco de algo que había sacado del espacio de entre el penúltimo dedo y el pequeño de aquel pie derecho descalzo del chico. Garra Rufa masticó y tragó y entonces se dignó a hablarle a Jared MacAlister comentándole:

-¡No vas a obtener resultado apelando a mi hombría para desafiarme, niñato! Ah, y por cierto, Jared, tenías más húmedo de la cuenta este espacio entre el penúltimo dedo y el pequeñín de tu pie derecho. Lo que me he tragado creo que eran rastros de tu piel mezclada con roña y liquidillo típico de un pie un poco escocido por el sudor. ¿Ves cómo he hecho bien en librarte de esas zapatillas de deporte y de esos calcetines sucios que me llevabas?

Ante aquel discurso y aquel gesto gustativo con los fluidos que le salían de su pie desnudo, Jared MacAlister se quedó atónito e hizo una mueca de asco y repulsión. A continuación, el indefenso Jared MacAlister se limitó a exclamarle al viejo:

-¡Eres asqueroso! ¡Ojalá se te pudra toda la boca y tus putas tripas!

Entonces, sin disimulo, Lester Sadowski se olió el dedo que había introducido en aquel espacio de entre dedos más sudoroso y húmedo de la cuenta y así acabó corroborando con sorna:

-Sí, en efecto, el dedo me huele a pie escocido.

Jared MacAlister movió la cabeza hacia los lados, apretó los puños y empujó de nuevo las extremidades de su cuerpo desnudo para intentar soltarse. Pero eran palos de ciego, movimientos a la desesperada y el viejo Sadowski no encontró impedimento para ahora seguir con el masaje en el pie izquierdo descalzo de su secuestrado Jared MacAlister. De nuevo, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski empezó su masaje por la zona del talón desnudo y rosado de Jared MacAlister y fue subiendo hacia el puente del pie, en semicírculos. Tal y como había ocurrido con el masaje en el pie derecho, las arruguitas de la planta del pie izquierdo descalzo de Jared MacAlister se tensaban y desaparecían momentáneamente al paso de los dedazos masajeadores de Lester Sadowski. La presión que ejercía el viejo sobre la piel de aquella planta del pie izquierdo del amarrado y desnudo Jared MacAlister hacía que el tono rosado-rojizo se tornara blanquecino por momentos para acabar volviendo a su tonalidad original cuando esa presión desaparecía, tal y como había pasado también con la planta desnuda del pie derecho del chico. Jared MacAlister ya notaba y entreveía cómo su captor masajeaba la zona abombada y carnosa de la planta desnuda de su pie izquierdo, cosa que lo hizo volver a hablar para decir con incomodidad e indignación:

-¡Para ya, joder! ¡Déjame los pies de una puta vez!

Y Lester Sadowski, sonriendo entre dientes, no paró su masaje y continuó ya manoseando las cinco bolitas perfectas y suculentas que conformaban los dedos de aquel pie izquierdo descalzo del joven Jared MacAlister visto desde la perspectiva de las plantas. Aunque de forma paralela, el viejo Sadowski le preguntó con sorna a su prisionero Jared MacAlister:

-¡Oh, vamos, Jared! ¿No me dirás que no te gusta que te masajeen estos pies preciosos y enormes que tienes, eh? ¿Es que nunca te los han masajeado?

Entonces, Jared MacAlister suspiró fastidiado, agotado psicológicamente e intentando aplacar su ira. Pero no lo logró y, en segundos, de la boca del secuestrado y desnudo Jared MacAlister salió la siguiente contestación hacia Lester Sadowski:

-¿Y a ti, qué cojones te importa si me han masajeado los pies o no? Lo que me está dando asco y no me gusta es que un puto marica viejo como tú me esté tocando los pies. ¡Para, joder, y déjame en paz! ¡Deja que me marche ya!!

Los gruesos dedos de Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski estaban haciendo los últimos toquecitos sobre los dedos del pie izquierdo descalzo de Jared MacAlister –en forma de caricias y doblándolos- cuando, sin perder la compostura, le contestó al chico ignorando su última aunque reiterada exigencia:

-Pues si nadie te ha dado un masaje en tus pies apestosos, Jared, ha sido un verdadero desperdicio. Sí, de verdad que tocar, oler y disfrutar de estos pies merece la pena.

Y después de esa reflexión en voz alta, Lester Sadowski pasó esta vez sus dedazos por los espacios de entre dedos del pie izquierdo desnudo de Jared MacAlister. En esta ocasión, el viejo Sadowski no encontró rastros de escocimiento ni de humedad excesiva. Y acto seguido, Papi Garra Rufa dirigió sus dedazos de nuevo a la zona abombada de la planta desnuda del pie izquierdo de Jared MacAlister. Entre esa rosadez rojiza y esa suavidad perfecta, el pellejito del tamaño de un guisante seguía ahí, en la planta del pie izquierdo descalzo del joven Jared MacAlister. Por ello, Lester Sadowski no lo pudo evitar y empezó a rascar sobre la piel suelta que conformaba aquel guisantito sobre la planta del pie izquierdo y descalzo del indefenso Jared MacAlister, que gritó sobresaltado:

-¡Qué cojones me estás haciendo ahora!! ¡Para…, para, joder!

No hubo contestación ni tampoco cese de aquella nueva desconcertante acción. El viejo Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski rascó y rascó y el nervioso Jared MacAlister flexionó los dedos del pie izquierdo ante ese contacto algo cosquilloso. De hecho, la planta entera del pie izquierdo desnudo de Jared MacAlister se contrajo y arrugó, aunque eso no impidió que Lester Sadowski siguiera con su peculiar y obsesiva rasquiña hasta que hubo soltado y arrancado algo de piel –un fragmento minúsculo- de aquel pellejito ya de por sí diminuto. Y como no podía ser de otra manera, Papi Garra Rufa se metió en la boca el pequeño trozo de piel que le había arrancado a Jared MacAlister de la planta de su pie izquierdo descalzo. A continuación, mediante movimientos exagerados con la mandíbula, el viejo Sadowski masticó el pellejito, siempre mirando a la cara de sorpresa y de asco que ponía el joven Jared MacAlister y explicándole cuando se lo tragó:

-Mmmh!! Estaba buenísimo ese trozo de pellejito de la planta de tu pie.

La expresión de Jared MacAlister era de total desprecio y sin pensárselo ni un segundo, le exclamó a Lester Sadowski:

-¡Puto freak de mierda…! ¡Eres repugnante!

Pero a pesar del nuevo ataque verbal de su víctima, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski siguió de buen humor y no dudó en pasarse las manos por la nariz, para esnifárselas profundamente y anunciar extasiado:

-¡Oh, sí, en mis manos ha quedado impregnado el peste de tus pies sudados y olorosos después del masaje que te he dado! Así los dos hemos salido ganando en esta ocasión, Jared “pies apestosos”.

Jared MacAlister no contestó esta vez y se limitó a revolverse de cuerpo entero, flexionando incluso los suculentos dedos de sus pies descalzos para intentar soltarse, como si pensara que el milagro se encontraba a la vuelta de la esquina. Pero lo único que estaba cerca ahora era la boca de Papi Garra Rufa, que se dirigía a gran velocidad a los pies desnudos del indefenso Jared MacAlister. De hecho, el secuestrado Jared MacAlister no pudo predecir lo que pasó a continuación. Y es que el viejo Sadowski empezó a chuparle a conciencia los dedos de los pies descalzos al de nuevo horrorizado y desconcertado Jared MacAlister.

-¡Nooo, joder!!! ¡Apártate de mí, viejo baboso!! ¡Mierda, me están entrando ganas de potar! ¡Para, joder!!- se quejó el asqueado Jared MacAlister mientras que Lester Sadowski tenía metidos en la boca el dedo pequeño y los dos siguientes de su pie izquierdo descalzo y los iba chupando y rechupeteando.

La lengua de Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski reseguía además los contornos de las uñas de los dedos del pie izquierdo del joven Jared MacAlister que mantenía en el interior de su boca, el pequeño y los dos siguientes. Y después de mantener esos tres dedos en sus fauces y de saborearlos durante un buen rato, el viejo Sadowski continuó chupando el cuarto dedo y el quinto del pie izquierdo, que era el dedo gordo. Siempre hacia adelante y hacia detrás, hacia delante y hacia detrás…, la boca de Papi Garra Rufa se movía con los dos dedos del pie izquierdo desnudo de su víctima Jared MacAlister en el interior. Y en esta ocasión, el pervertido Lester Sadowski acabó por liberar de su boca uno de los dedos y se centró únicamente en chupar el dedo gordo del pie izquierdo del cada vez más nervioso e incómodo Jared MacAlister. Se trataba de un dedo que el viejo Sadowski ya había catado antes y que le había encantado, y ahora repetía experiencia chupándolo con ansia y resiguiendo, como no, con la lengua, el contorno de la uña bien cortada. Y pronto, ese dedo gordo le sirvió de puente a Lester Sadowski para continuar chupando los dedos del pie derecho de Jared MacAlister, empezando, claro está, por el dedo gordo esta vez. Por su parte, rojo de vergüenza, de agobio y del esfuerzo que hacía de nuevo con las extremidades para soltarse, el desnudo y atado Jared MacAlister volvió a hablar para exigirle a su temible secuestrador:

-¡Deja de chuparme los pies!! ¡Para esto, asqueroso!!! ¡Me estás dejando los pies llenos de babas, joder!

En ese momento, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski ya había chupado el dedo gordo del pie derecho descalzo de Jared MacAlister, también el segundo dedo, y ahora daba los últimos chupetones a los tres últimos deditos, todavía en el interior de su boca. Así que tras unas caricias húmedas con su lengua y su paladar en los contornos y la superficie blandita y vulnerable de los tres deditos, el viejo Sadowski dejó libre su boca y pudo hablar contestándole al alterado Jared MacAlister:

-¡De eso se trata, Jared! De dejarte tus pies desnudos bien babeados y más húmedos de lo que estaban. Y aún no he terminado…

E interrumpiéndose a sí mismo, Papi Garra Rufa se apresuró esta vez en sacar la lengua y resiguió con ella la totalidad de las plantas de los dos pies desnudos del desesperado Jared MacAlister, desde los talones subiendo hacia arriba. Lester Sadowski se recreaba y disfrutaba con la lengua, notando la salinidad agradable de la piel joven y cálida de su víctima Jared MacAlister. Era increíble la agilidad de aquella lengua, los contoneos y los giros sobre sí misma que hacía en aquellos lametones elaborados, recreados a conciencia. Y Jared MacAlister, inquieto como nunca y cada vez más rojo de rabia y de vergüenza, le gritó a Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski mientras que éste ya lamía con la lengua las diez bolitas que conformaban los dedos de sus pies descalzos:

-¡Nooo!!! ¡Para, hijo de puta, para!!

Entonces, ignorando por completo aquellos insultos y aquellas quejas, Lester Sadowski acabó el recorrido con la lengua por las bolitas de los dedos de los pies desnudos de Jared MacAlister y se empezó a meter rápidamente en la boca, otra vez, esos dedos de los pies. El viejo lo hacía poco a poco y no todos a la vez, claro, pero chupando en esta ocasión cada grupo de dedos de una forma más breve, mientras que de reojo se estaba dando cuenta del por qué cada vez Jared MacAlister se mostraba más nervioso e incómodo…, avergonzado incluso. Y es que el pene a la intemperie del desnudo Jared MacAlister se había empezado a tensar, a empalmar y a crecer. No estaba totalmente erecto o recto hacia arriba, pero sí que su volumen y su longitud habían aumentado: el pene de Jared MacAlister estaba cobrando vida ante los chupetones y lametones que recibían sus grandes pies descalzos por parte de Papi Garra Rufa. En definitiva, el hetero, sofisticado y machote de Jared MacAlister se estaba excitando, aunque para ello sintiera vergüenza y no cesara en tratar de resistirse con todo su ser. A Lester Sadowski le pareció divertido pero no sorprendente y de momento no reveló a Jared MacAlister que se había dado cuenta de que su miembro había empezado a reaccionar… Antes, el viejo Sadowski se dedicó todavía a sus lamidas en detalle, yendo más allá de las plantas y prosiguiendo con el repaso mediante lengua por los empeines de los pies desnudos y amarrados del joven Jared MacAlister, notando con todo placer la forma de las venas marcadas del chico sobre su órgano sin hueso y húmedo que sabía utilizar tan bien. Llegó un punto en que la totalidad de los pies descalzos de Jared MacAlister quedaron bien húmedos y repletos de partículas de la saliva de Papi Garra Rufa. De hecho, el viejo Sadowski no se había olvidado ni siquiera de saborear con la lengua, y para acabar, los lados de los pies desnudos del inmovilizado Jared MacAlister que quedaban a la vista (el chico tenía los pies atados y juntos ocultando los perfiles del otro lado), subiendo y resiguiendo hasta casi entrados los tobillos. Y fue en ese instante, con parte de sus “apetitos sexuales” saciados, cuando Lester Sadowski miró primero al pene medio en tensión de Jared MacAlister y después a la cara del chico. Una sonrisa más que malévola y siniestra siguió a esas miradas fijas del viejo Garra Rufa.

-¿Qué…, qué estás mirando?- empezó a decir el sudoroso y nervioso Jared MacAlister, dándose cuenta de lo que había descubierto su secuestrador –¡Joder…, esto no es por ti! ¡Me das asco…, puto viejo!!

Pero Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski ya se estaba levantando de los pies de la cama y a la vez le explicó a su víctima en un tono de burla:

-No te tienes que justificar, Jared “pies apestosos”. Sabía que tu pene se pondría cachondo tarde o temprano con los cuidados que te he estado dando en tus pies desnudos y olorosos. Siempre pasa con los chavalitos jóvenes y aparentemente “activos” como tú, sobre todo si no están acostumbrados a que les mimen los pies, como parece que es tu caso. Los pies son una parte del cuerpo muy sensible, chavalote, y ahora comprobaré cómo de sensible es esa polla que ha empezado a despertarse.

Aquello de verdad era una pesadilla para el amarrado y desnudo Jared MacAlister, y la pesadilla iba de mal en peor. Si ya tenía el cuerpo tembloroso, ahora los temblores del joven Jared MacAlister se multiplicaron a la par que a la desesperada intentó soltarse de sus ataduras con todas sus fuerzas. Pero no lograba liberarse, a pesar de ya estarse magullando sobre todo las muñecas esposadas. Y paralelamente, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski ya alargaba el brazo… Por ello, Jared MacAlister se veía tan amenazado, tan desesperado, tan horrorizado y asustado, que se puso a gritar y a suplicar más histérico que nunca:

-¡NOOOOO, por favoor!!! ¡No puedes…, no sigas con esto…!! ¡La polla no, por favor!! ¡Mierda, suéltame, no tienes derecho!!! ¡Socorro, socorrooo!!!! ¡SOCORR…!!!!!

El brazo había ido más allá del pene de Jared MacAlister. Harto de los gritos de su prisionero, el cruel Lester Sadowski cogió impulso elevando el brazo y sin miramientos, le propinó una fortísima bofetada al indefenso Jared MacAlister en toda la cara, interrumpiendo de cuajo sus gritos. El duro impacto fue con la palma de la mano del viejo Sadowski, afectó a parte de la oreja izquierda y de la mejilla de Jared MacAlister e hizo que incluso la cabeza del chico se girara durante unos instantes hacia el otro lado por la inercia.

-¡Así mantendrás la boca cerrada, niñato!! Ya me he cansado de tus numeritos. ¡Puedo hacer y haré lo que me dé la gana contigo! ¡Y ahora, voy a jugar con tu polla y tus huevos!- concluyó entonces muy serio Lester Sadowski con su correctivo, mientras que el aterrorizado Jared MacAlister lo contemplaba ya en silencio pero con sus bellos ojos verdes muy húmedos.

De hecho, la mejilla izquierda de Jared MacAlister había quedado bien roja y todavía sentía pitidos en el interior del oído. La humillación y el miedo eran tan grandes y el dolor por aquel bofetón todavía estaba tan presente que la humedad de los ojos de Jared MacAlister no quedó ahí y cuatro o cinco lágrimas le salieron y le recorrieron ambas mejillas. Y agachado, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski acercó su cara al pene y al escroto del joven Jared MacAlister y súbitamente, dio un lametón a aquella bolsa escrotal sin vello que guardaba los testículos. Jared MacAlister se ruborizó y se estremeció y acto seguido, notó como aquel viejo energúmeno le agarraba el pene por la base con su manaza. Pero antes de hacer cualquier otra cosa, el viejo Sadowski acercó la nariz y esnifó –ya por segunda vez- tanto el escroto como la punta del miembro medio erecto de Jared MacAlister, como si fuera un depredador olfateando a su presa. De nuevo, Papi Garra Rufa se vio inmerso en un paraíso olfativo de olores naturales: sudor varonil, restos casi imperceptibles de pipí… era lo que emanaba de los genitales del atractivo y desnudo Jared MacAlister. Y ya entonces, Lester Sadowski empezó a masturbar con la mano el pene de Jared MacAlister, con movimientos rápidos y experimentados.

-¡Venga, guapetón! ¡Quiero esa polla bien empinada y preparada para poder chuparla bien!- exclamó el viejo Sadowski volviendo a sonreír y pajeando cada vez más rápido, arriba y abajo, el miembro del secuestrado y atado Jared MacAlister.

Más lágrimas cayeron de los bonitos y sensuales ojos verdes del ordeñado Jared MacAlister. Y por su parte, Papi Garra Rufa empezó a obtener resultados: el pene de su juguete sexual, Jared MacAlister, creció y creció y quedó bien erecto y apuntando hacia arriba. Ahora, ese miembro de Jared MacAlister sí que realmente se veía grande, imponente: sorprendentemente largo-alto y con el suficiente grosor para hacerlo consistente y equilibrado de apariencia. Sin embargo, aunque sin dejar de soltar el pene, Lester Sadowski regresó a la bolsa escrotal de Jared MacAlister y la besó, lamió y chupó en profundidad. Aquel viejo incluso dio pequeños mordisquitos a la sensible piel del escroto de su cautivo Jared MacAlister.

-¡Noo, por favor! ¡Por favor, no!- consiguió decir Jared MacAlister con un hilo de voz, casi susurrando, al encontrarse todavía atemorizado por el anterior maltrato de su captor.

-¡Oh, vamos! ¡Relájate, muchachote! ¡Tus huevos y tu rabo lo van a disfrutar!- se limitó a contestar Lester Sadowski sin dejar de sonreir y apartando ya la lengua y la boca del escroto de Jared MacAlister.

Y es que a continuación, la lengua de Papi Garra Rufa se limitó a reseguir en un gran lametón la longitud entera del pene en erección de Jared MacAlister. Para ello, el viejo había dejado de sujetar con su manaza el miembro del chico, ya que éste ya se aguantaba bien empalmado por sí solo. Y después de un segundo lametón que llegó hasta la punta de ese miembro del asqueado pero excitado Jared MacAlister, Lester Sadowski abrió bien la boca y aprisionó en ella el fornido pene.

-¡Por favor, nooo!! ¡No me hagas esto, yo no soy marica! No me puedes estar haciendo esto…! ¡Es una puta violación! ¡Por favor, noo! ¡Déjame la polla! ¡Basta!!- suplicó el indefenso Jared MacAlister, sin atreverse a alzar mucho la voz por el miedo, mientras que notaba con horror como el viejo Sadowski le chupaba el pene con ansias, metiéndoselo casi entero en el paladar y haciendo movimientos de succión arriba y abajo, arriba y abajo…

Aquel espectáculo a su costa se estaba tornando tan deplorable, tan humillante…, que Jared MacAlister miró hacia el techo con desesperación. Se sentía tan vencido, tan ridiculizado y herido en su orgullo y amor propio… Allí estaba él, un machote heterosexual, Jared MacAlister, el encantador follador de tías buenas…, siendo violado por un viejo verde que no paraba de chuparle el pene prácticamente a dos carrillos y cada vez a más velocidad. Como si se tratara de un chupachup, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski succionaba y charrupaba el gran miembro de su Jared MacAlister, el “toyboy” de su propiedad, e iba notando con la lengua un regusto más que agradable. A su vez, y contra su voluntad, Jared MacAlister notaba un cosquilleo en su trasero y una excitación crecientes ante aquella larga y elaborada felación a la que estaba siendo sometido. Avergonzado, sudoroso y rojo como un tomate por la traición involuntaria de su propio cuerpo de hetero, Jared MacAlister acabó por cerrar los ojos agobiado mientras sentía los roces húmedos que el paladar, los labios y la lengua de Lester Sadowski le infligían a lo largo de su pene, desde casi la base hasta la punta. Aquel acto contra su voluntad duró una eternidad para Jared MacAlister, pero terminó. Papi Garra Rufa se sacó el miembro de Jared MacAlister de la boca cuando lo creyó oportuno.

-¡Esto ya está a punto de caramelo, Jared “pies apestosos”!- comentó un divertido Lester Sadowski, agarrando otra vez el pene en máxima tensión de Jared MacAlister con su manaza.

Y entre un mar de babas casi resplandeciente, Lester “Papi Garra Rufa” Sadowski deslizó la mano arriba y abajo sobre el miembro de Jared MacAlister. Con tres viajes, tres empujoncitos…, fue suficiente: de la punta del pene del joven Jared MacAlister empezó a brotar un manantial de semen espeso y blanco que pringó la piel de la parte superior del propio miembro –lo que sería el prepucio- y parte de la manaza del masturbador. Así, el clímax de toda aquella excitación manual y bucal había llegado y un jadeante Jared MacAlister volvió a abrir los ojos y miró fijamente a Lester Sadowski. La tensión se cortaba en el ambiente cuando el indefenso Jared MacAlister, recuperando algo de rabia y de valor, le recriminó muy serio a aquel monstruo que todavía le sujetaba el pene pringoso de semen:

-¡Eres un hijo de la gran puta!!


CONTINUARÁ

Nueva entrega de 'Garra Rufa'

Por fin las musas de los pies masculinos han venido a visitarme. Pido disculpas por la tardanza, pero distintas circunstancias no me han permitido dedicarme de lleno a la escritura y a la creación. Antes de publicar la nueva entrega de "Garra Rufa", he preferido hacer unas pequeñas aclaraciones y no poner el texto a lo crudo.

Mi primera idea era dividir la tercera parte de "Garra Rufa" en dos subpartes equilibradas. Pero cuando empecé a escribir y a meterme en la historia, vi que me estaba alargando más de lo que había previsto. Sin embargo, por respeto a vosotros, lectores, quería incluir en esta entrega un texto repleto de hechos y acciones morbosas. No podía cortar antes de que ocurriera lo importante, lo básico... Llevaba demasiado tiempo sin publicar y os debía mucho material y acción pura y dura de la que nos interesa a todos los fetichistas de pies masculinos. Así que he seguido escribiendo y lo que publicaré es casi la totalidad de la tercera parte de "Garra Rufa". No toda, eso sí. Todavía habrá una tercera parte.2, aunque será mucho más corta y a modo de conclusión, con algún que otro cliffhanger. Pero no os preocupéis, no será el fin de la historia. Mi intención es continuar el relato con una cuarta parte y quién sabe si con más..., me parece que sí que tendrá que haber más, ja, ja, porque no me faltan ideas.

Para terminar, solo me queda agradeceros que sigáis mi blog de Relatos de ficción sobre pies masculinos y leáis mis historias. Vuestros comentarios y vuestro interés todo este tiempo por saber cuándo publicaría ha sido un aliciente para mí. No hay palabras, sois fantásticos. Mil gracias de nuevo.

Seguid con vuestros comentarios, opiniones, ideas, etc. Aquí va la nueva entrega de la historia en pocos segundos...